sábado, 6 de febrero de 2010

WAR OF THE COLOSSAL BEAST (1958)

WAR OF THE COLOSSAL BEAST (1958)
Dir. Bert I. Gordon


• Guión: Bert . Gordon (Historia) y George Worthing Yates (Guión)
• Actores: Duncan “Dean” Parkin, Roger Pace, Sally Fracer
• País: Estados Unidos
• Clasificación: Colosos y Humanoides

Sinopsis:

Algo extraño ocurre cerca del pueblo de Guavos, en México. Gente y sus vehículos han estado desapareciendo de las brechas de transito sin dejar rastro. El último incidente deja como resultado a un joven chofer tan impactado por el suceso que ha tenido que ser internado en el hospital.

La noticia de estos sucesos llega a Estados Unidos donde Joyce Manning (Sally Fracer) la hermana del Coronel Glen Manning, aquel hombre que se convirtió en un coloso de 20 metros de altura, aún se encuentra buscando rastros de su hermano quien presumiblemente murió por las heridas de las armas militares y su caída desde la pared de la presa Hoveer.

Sospechando que tras aquellas desapariciones tal vez encuentre alguna pista sobre su hermano, parte a México para indagar el suceso, para regresar después, acompañada con personal militar, quienes también se encuentran preocupados por el asunto.

Y efectivamente, descubren al gigantesco Manning en un lugar apartado y rodeado de todos aquellos vehículos saqueados en su afán de encontrar comida.

Manning es ya prácticamente un animal solitario cuyo rostro ahora resulta estremecedor, pues una parte de este ha sido arrancada, exponiendo su blanca calavera a la vista de todos.

Los militares logran capturarlo y enviarlo de regreso a los Estados Unidos, donde el gobierno se encuentra con el dilema de qué hacer con él. Las diferentes secretarias gubernamentales se desentienden del problema y el futuro de Manning se percibe cada vez más negro.

Aunque Manning es atado y anestesiado en un hangar, este logra liberarse y parte del lugar para dirigirse a la ciudad de Los Ángeles, donde la fuerza militar lo espera para acabar de una vez con el problema tendiéndole al coloso una redada en el observatorio de Griffith Park.

Asediado por los militares y furioso por las luces de los reflectores, Manning levanta un autobús escolar atestado de chiquillos que gritan aterrorizados. Afortunadamente su hermana llega al lugar de los hecho y logra que Manning, o lo poco que queda de el hombre que fue, entienda la situación y deje sanos y salvos a los niños.

Sin embargo, muy dentro de sí, el coronel Manning sabe que se encuentra condenado. No importa a donde vaya, sabe que jamás encontrará la paz, así que decide acabar con todo de propia mano y decide suicidarse sujetando unos cables de alta tensión. Extrañamente, su cuerpo desaparece, como si se disolviera en el aire.

Comentarios:

Esta continuación a la anterior película de Bert I. Gordon, The amazing colossal man (1957) es claramente inferior en muchos aspectos pero redondea y finaliza la reflexión que se originara en el primer filme, en cuanto a su metáfora de las experiencias post-traumáticas de la guerra. El coronel Manning es el reflejo agigantado de la situación que vivían los veteranos de la guerra de corea y en cierta forma esta nueva película es un oráculo desafortunado para los que – en el futuro – regresarían de Viet-Nam.

Manning, al igual que muchos de estos soldados, solo volverían a casa para descubrir que las experiencias de guerra los habían transformado – para bien o para mal – en otras personas. Los que no lograron deshacerse de todo aquel peso, se volvieron claramente antisociales y en cierta manera, una carga para el sistema. Manning también pasa por todo aquello y se refugia en México para apartarse de la sociedad.

El que México haya sido elegido como el lugar donde Manning va a refugiarse (y que irónicamente se convertirá también casi en un lugar de procesión para los veteranos de la guerra de Viet-Nam) puede deberse a la imagen metafórica que nuestro país inspira en aquella época: un punto intermedio entre lo moderno y lo casi salvaje, donde la naturaleza aún impera en muchos lugares (al igual que los instintos animales de Manning) y donde es posible alejarse de la sociedad, artificiosa y asfixiante.

Para su desgracia, Manning no ha encontrado en la naturaleza un elemento de redención, sino una forma de aislamiento. El coloso no consigue su alimento de la naturaleza, sino que depende de los alimentos encontrados en los vehículos que logra secuestrar. Aún se encuentra atado a ese mundo del cual no ha podido retirar su cordón umbilical, a la sociedad, a la tecnología y por ende, a la dependencia de todo ello.

Posteriormente, el gigantesco coronel es regresado al país que pertenece y para su desgracia, la sociedad y el país no tienen idea de qué hacer con él. Es potencialmente una amenaza, pero también es – en lo que cabe – un ser humano. Manning solo se convertirá en dinero del erario tirado a la basura en lo que concierne a mantenerlo vivo y no da signos de representar alguna utilidad para nadie: ni siquiera su gigantismo puede ser usado por los militares porque nadie sabe a ciencia cierta que lo causo y nadie quiere tener un ejército de coroneles Manning enloquecidos corriendo por ahí. La triste realidad es que el coronel Glen Manning no es productivo para el sistema y es más una amenaza latente contra la sociedad.

Para Manning, la modernidad es el verdadero monstruo. Crece más rápido que él y no le dejara ningún lugar donde pueda apartarse del mundo y refugiarse. Sus propios fantasmas lo siguen atormentando en algún lugar de su cerebro y ya no habrá paz de ninguna clase para él. Así que decide con su primitivamente que solo le resta un camino: el suicidio.

Ya no hay Manning. Ha desaparecido y con su pérdida también hay un descanso para el sistema social que ya no tendrá que sufrir más el monstruo que – en cierta manera – el mismo ha engendrado. Para la gente, Manning solo era eso: un monstruo, porque juzga solo en base a su miedo y a su limitada información.

En el triste caso del coronel Manning, pues, no hay a quien culpar.

La figura de Manning, la cara despedazada de un lado mostrando su terrorífica calavera, es también una imagen muy sugerente y podría tomar diferentes interpretaciones. El rostro del coronel es ahora ya sumamente perturbador, porque refleja la amenaza de la muerte, tal vez incluso para sí mismo. En cierta manera, él ya se encuentra muerto por dentro.

• Toda la película fue filmada en blanco y negro, excepto el último minuto, donde Manning se suicida, que es filmado en color.
• No le crean al poster: los niños no caen del autobús.

Trailer Oficial

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