martes, 16 de febrero de 2010

VILLAGE OF THE GIANTS (1965)

VILLAGE OF THE GIANTS (1965)
Dir. Bert I. Gordon


• Guión: Allan Caillou (guión) , Bert I. Gordon (historia)
• Actores: Beau Bridges, Tommy Kirk, Ron Howard
• País: Estados Unidos
• Clasificación: Colosos y Humanoides

Sinopsis:

VILLAGE OF THE GIANTS (1965), otra película de gigantes más, dirigida por el ya casi especialista en el subgénero, Bret I. Gordon, (y cuyas iníciales, irónicamente son BIG) da inicio cuando un grupo de teenagers citadinos y rebeldes chocan su auto contra un poste de luz al lado de la carretera. Los muchachos (tres chicos y cuatro chicas) resultan ilesos y continúan su fiesta privada en medio de un chubasco, bailando alocadamente música “A-go-go”. De hecho los créditos de inicio de la película ya mostraban una escena posterior donde se exhibe el desenfreno juvenil, no exento de cierta explotación sexual, al mostrar a las chicas bailando de forma voluptuosa e insinuante.

El líder del grupo, un chico llamado Fred (interpretado por el entonces jovencísimo Beau Bridges) anima a los demás a abandonar el auto y dirigirse a un pueblo cercano llamado Haniesville donde dice conocer a una chica Nancy, a la cual piensa visitar.

Por su parte, Nancy y su novio Mike son testigos de cómo el hermano mayor de esta, un niño genio (interpretado por el ahora director Ron Howard) crea una especie de alimento maravilloso que hace crecer a quien lo come. Un gato, su perro y un par de patos son los primeros en experimentar el asombroso agigantamiento.

Los chicos rebeldes llegan al pueblo, pero al no encontrar a Nancy, ni algún lugar donde quedarse, deciden irrumpir ilegalmente en un teatro, donde se bañan y arreglan para seguir la fiesta en cualquier otra parte. Este lugar resulta ser un club donde una banda musical – The Beau Brummels – un grupo muy al estilo “Beatles” interpreta sus canciones. Sorprendentemente en medio del lugar aparecen los dos patos gigantes, perseguidos por Nancy Y Mike.

Fred y sus amigos averiguan el origen del portento y deciden robar una muestra del alimento, pues la formula de seguro se cotizará muy bien; pero son interceptados por Mike y sus amigos quienes les arrebatan la muestra. Los chicos deciden no entablar un enfrentamiento y regresan al teatro donde uno de ellos confianza que no entrego todo el alimento. Emocionados ante la perspectiva de experimentar el efecto del alimento, los chicos comen y sus cuerpos se ven inmediatamente agrandados a una altura de casi ocho metros.

Vestidos solo con los cortinajes obtenidos del teatro, los muchachos salen y se dirigen al centro del pueblo donde los jóvenes del lugar celebran una fiesta. Al verlos llegar, todos quedan mudos de asombro, mientras los gigantes, divertidos exigen música y comienzan a bailar, una vez más, al estilo “a-go-go”.

Los chicos gigantes se saben ahora dueños de la situación y por supuesto del pueblo y declaran una guerra abierta contra los adultos del lugar. Ahora serán los adultos los que serán supervisados y ellos los que decidirán como se van a mover las cosas en el pueblo. Haciendo gala de su fuerza y tamaño, y al secuestro de la pequeña hija del Sheriff, exigen a los lugareños entregar todas sus armas mientras obligan a Mike y sus amigos a servirles casi como esclavos. Fred, el joven gigante, se sincera con Nancy: los adultos siempre le han ordenado que hacer, pero ahora, en ese pueblo, el tiene el control y piensa ejercerlo.

Mientras tanto, en el sótano de la casa de Nancy, su pequeño hermano ha logrado encontrar el antídoto para el agigantamiento. Es un gas amarillo el cual, con ayuda de su bicicleta” esparce por la calle. Los gigantes lo aspiran y entonces son devueltos a su tamaño original.

El castigo no se hace esperar y Mike aplasta de un puñetazo a Fred, que asustado, no piensa más que en huir. Los chicos rebeldes, humillados y avergonzados, son arrojados casi desnudos y sin miramientos, del pueblo.

Comentarios:

Por supuesto, la película es una comedia y en sus créditos declara estar inspirada en la novela EL ALIMENTO DE LOS DIOSES de H. G. Wells. Su postura moral se contrapone al espíritu explotativo de la película, donde la gran atracción son por supuesto las sexys y rubias chicas gigantes que gustan de bailar a-go-go entalladas en diminutos e improvisados bikinis que les permiten exhibir sus excelentes y ahora aumentados atributos a una audiencia de hormonales chicos sentados en las butacas del cine.

La metáfora del gigantismo no es especialmente difícil de analizar en esta película: es el tamaño y la fuerza lo que otorga el poder. Juan Eduardo Cirlot menciona un aspecto de esta imagen en su obra El diccionario de los símbolos:

“Ese sentido del gigante, como lo que sobrepasa, la estatura (simbólica aquí de poder y de fuerza) determina también la indefinición del significado del gigante. Puede ser la imagen del padre terrible por reminiscencia infantil (los niños ven a sus padres como gigantes), una imagen del inconsciente, de la sombra…”

Es obvio que esta película presenta a los jóvenes rebeldes básicamente como chicos inmaduros e irreflexivos, realmente unos niños a los cuales hay que llamárseles la atención y así lo hace el Sheriff cuando llega a la fiesta en el centro del pueblo (“Muy bien muchachos, escuchen. He recibido montón de llamadas telefónicas diciendo que están haciendo mucho ruido por aquí… Todos váyanse. ¡A sus casas!) y se topa con los gigantes. Su reacción de sorpresa ante el tamaño de los muchachos se haya inmediatamente detenida por su deber como autoridad y con tono totalitario ordena a los gigantes salir del lugar y esperarlo en el teatro. Los chicos le siguen la corriente, pero ya en el interior del lugar los muchachos dejan bien claro cuál es la nueva posición del Sheriff: los gigantes son ellos, no él. Las cosas se harán de ahora en adelante como ellos digan.

El pueblo y su armónico equilibrio de suburbio blanco y decente se encuentran ahora amenazados por un grupo de inconscientes niños – gigantes que promocionan el desorden, el ruido, la música a todo volumen y por supuesto, en cierta manera, el sexo. Esta actitud afecta con contagiar a los otros muchachos del lugar al que Fred les ha hecho un ofrecimiento: Serán ellos y todos los jóvenes del pueblo contra los adultos. En cierta forma, están ahí para protegerlos e instaurar un nuevo orden de las cosas. Juan Eduardo Cirlot también menciona algo de este aspecto:

“Es curioso notar que, en el folklore, el gigante suele ser protector del pueblo contra los señores, mantiene las libertades y los fueros, su carácter es tutelar. Cabe una significación (no generalizada) del gigante como personificación del hombre colectivo, de la-unión-hace-la-fuerza, de la vida en comunidad.”

Los señores feudales, nobles dueños de las tierras y prácticamente de las vidas de sus vasallos, son la imagen perfecta que refleja este paternalismo adulto que controla cada aspecto de la vida de los muchachos. “Es como si fuera la única palabra que [los adultos] se supieran “- se queja Fred – “No tomes, no fumes, no manejes tan rápido”. Por supuesto, esta queja no hace más que evidenciar que, efectivamente, el joven gigante Fred y sus amigos no son más que un grupo de chicos inmaduros. Se rebelan irreflexivamente contra un conjunto establecido de valores e ideas que la sociedad americana a impuesto para “proteger” a sus jóvenes y niños, no porque vean en ellos una injusticia o cuenten con una nueva visión filosófica de la existencia, sino simple y únicamente porque estos no les permiten divertirse a sus anchas. Son rebeldes sin causa y Fred,- como ocurre en Pinocho -, lo único que ofrece a los muchachos del pueblo es una fiesta interminable que acabará en una tragedia social.

El gigantismo de estos chicos es una usurpación del poder, un hecho que se descubre maravilloso y terrible: ¿Qué tal una generación gobernada por chicos que no sienten ningún respeto por los valores clásicos americanos? ¿Qué tal una generación indolente que se basa en la autocomplacencia y ha dejado atrás la responsabilidad y el sacrificio por la sociedad? ¿Qué tal una generación que ha dejado atrás los preceptos morales y la palabra de Dios? Seria básicamente el principio del fin.

Al final de la película, los chicos infractores son exiliados del paraíso suburbano de Haniesville en una sugerente imagen que nos recuerda a Adán y Eva. Vestidas aún con lo que les queda de las raídas cortinas del teatro, las chicas hacen lo posible por cubrir su vergonzante desnudez, mientras los chicos, humillados y derrotados, caminan cabizbajos por el mismo lugar donde todo comenzó: un pedazo de la carretera, donde el carro aún estampado en el poste, es parte de lo que parece un triste paisaje de apocalipsis atómico.

Trailer de la película


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