EL MISTERIO DE LOS DINOSAURIOS ¿CREACIÓN O EVOLUCIÓN?
Autor: Lee Grady
- Editorial: MBR
- Categoria: Dinosaurios
Ensayo fundamentalista que intenta defender la postura ideológica sobre la existencia del diluvio universal y la destrucción de los dinosaurios por causa de este.
Comentarios:
¡He vivido engañado! Todo aquello de lo que me hablaban en sus libros los paleontólogos sobre la evolución y las eras, todo era mentira. ¡Pero se acabó! En este pequeño librito, rabiosamente fundamentalista, he encontrado la verdad y la verdad es que… ¡el diluvio acabó con los dinosaurios!
Así es. Toda esa “dizque” evidencia científica de los evolucionistas no es más que un disparatado y alocado cuento. ¿La Tierra creada hace 4,500 millones de años? ¿Están locos o qué? Cualquiera con profesión de profeta puede – por medio de la Biblia, claro – calcular perfectamente que la creación se dio hace 10,000 años a lo sumo.
Pero ustedes, que de seguro son un montón de incrédulos cientifistas preguntarán: ¿Y las pruebas paleontológicas? Bueno, este libro se encarga de desmoronarlas una tras otra para mostrarnos un panorama bíblicamente realista de los primeros años de la Tierra:
Según esto, al principio del edén, no había mares, sino que el cielo estaba cubierto por una capa de nubes que permitía filtrar las peligrosas frecuencias gamma del sol y que hacía que el interior permaneciera a una temperatura constante (ustedes me dirán que eso crearía un verdadero infierno-invernadero como ocurre en Venus y que las temperaturas subirían de forma bestial asando a todos en su interior. Pero como eso no viene en la Biblia, pues no les creo…). En ese lugar donde los hombres y los dinosaurios convivían… momento…¿Cómo? ¿No lo sabían?... Pues así es. ¡Todas esas caricaturas de los Picapiedra decían la verdad! ¡El hombre vivió junto al velociraptor! ¡Alabado sea el Señor! Bien… ¿en qué iba? ¡Ah, sí! El hombre y el dinosaurio convivían, hasta que al hombre le dio por convertirse en una especie brutal, pecadora, lujuriosa y depravada. A Dios no le gustaron sus inquilinos y decidió joderse todo el edificio de departamentos de un tirón, menos a los peces, que se la pasaron muy bien: mando un gigantesco diluvio.
Pero el diluvio no vino solo. No señor. Grandes terremotos y una grieta en el mar atlántico (o lo que sería el mar Atlántico) arrojo un montón de agua almacenada en el manto de la Tierra y cubrió todo el mundo. Un grupito de mamuts andaba comiendo por ahí y el aluvión los agarró por sorpresa. Se congelaron de inmediato gracias a que el clima, por el poder de Dios, era un caos. Esa devastación enterró animales a lo bestia, dejándolo bajo lo que ahora conocemos como “estratos”, pero se salvaron dos animales de cada especie en el arca y como bien dice Lee Grady en este libro:
“Lo más seguro es que también hubiera dinosaurios en el arca, como dice la Biblia: “Dos de cada especie” de los animales vinieron al arca de Noé buscando refugio ¡Seguramente, por su tamaño, unos dinosaurios jóvenes fueron colocados en cubierta! Pero el tiempo de los dinosaurios fue corto después de que el diluvio cesó. La vida fue muy dura a partir de ese punto, y fueron finalmente olvidados por los hombres, hasta que sus esqueletos fosilizados empezaron a ser descubiertos a principios de 1800.”
Así es. Misterio resuelto.
No sé si sabían, pero en varios estados del país norteamericano, esta visión del mundo es obligada en las escuelas porque si se enseña evolución en ellas es justo que también se muestre el punto de vista de la palabra del Señor. Por supuesto, hasta ahorita, esa ley de justicia no ha permitido que se haga lo mismo en las iglesias, pero en fin…
Es verdaderamente sorprendente como una visión tan retrograda y fundamentalista del mundo pueda tener eco en estos días y en una nación que se supone moderna. No estoy en contra de que se cuestionen varios aspectos de la evolución, pero intentar justificar con tonterías un argumento insostenible es verdaderamente atroz.
Lee Grady intenta hacerlo en su pequeño libro EL MISTERIO DE LOS DINOSAURIOS: ¿Creación o evolución? De Ed. MBR. Toda la visión cristiana fundamentalista se encuentra aquí intentando convencernos de que su verdad es la única y de que no hacer caso de ella solo llevará a nuestra condenación, como le paso a los dinosaurios.
El fundamentalismo ha demostrado ser malo y estúpido porque está basado en el odio y la intolerancia, en el miedo a los demás y a lo desconocido. Toman una religión – la que sea – como salvavidas y de ahí no se sueltan. El fundamentalismo aprovecha el temor de la gente y su ignorancia. Lo convence con mentiras de lo que se supone es el buen camino. Pero es un engaño.
Detrás del libro de Grady, pues, no se encuentra una visión sana de la vida y la religión, sino una ideología del esclavismo. Ponen sus manos en Dios y muchas veces eso les evita pasarse factura a uno mismo: “Dios lo dijo, Dios lo pidió”, pero en cuanto esos factores absurdos pasan por el tamiz filtrador de los hechos, entonces se tambalean, descubriendo no a una mala religión sino a un mal grupo de fanáticos que han hecho de las escrituras tablas de una ley corrompida.
La ciencia siempre los ha confrontado y eso los asusta, porque los obliga a ver que el universo no se maneja bajo sus leyes, y que además de todo, es muy posible que la humanidad se encuentre sola. Para los fundamentalistas, la soledad es condenación porque temen a las decisiones de sus propios actos. Cuando su acto es ofrecido a Dios o se siente “inspirado” por Dios, entonces es señal de que no hay responsabilidad propia.
“Nunca pienses que ha sido tu habilidad lo que ha agregado un solo día al tiempo de tu vida. Jamás pienses que has sido apartado de la enfermedad, la desgracia o la muerte solo por buena suerte o coincidencia. Ha sido solamente la misericordia de Dios. Tienes que agradecerle por cada bendición que ha habido en tu camino” - dice Grady casi al final del libro.
Uno se sentiría tentado a decir que tiene razón. Pero no la tiene, porque no nos ofrece opción de Dios. Nos pinta un Dios fosilizado, estatutario y rígido que exige de nosotros aceptación y no responsabilidad. Para este Dios, seriamos solo maquinas. No valdríamos nada más allá de “funciona bien o funciona mal”. Pero si hay libre albedrio, - que creo que lo hay – el hombre debe asumir también sus responsabilidades. Si el mundo de hoy esta de la fregada, no es porque Dios lo quiera. Es porque nosotros así lo queremos.
No le pasemos la factura a Dios de nuestras tonterías.
1 comentario:
simplemente un estupido fanatico
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